Antes de venir a España, había planeado hacer muchas salidas, no solo cerca de Madrid, sino también a otros lugares de Europa. Quería conocer algunos de los países que me faltan. Han pasado los días, las semanas y los meses y en realidad, como consta en este blog, los viajes no han sido tantos. Y las razones han sido varias: prioridad en el estudio, preocupación por no gastar más de la cuenta, y el clima. Sobre esto último, he cancelado varias salidas porque cuando el pronóstico es de lluvia, no me anima mucho salir. Siempre pienso que el sitio será menos fotogénico y menos atractivo de lo que sería en un día soleado.
Como el pronóstico no era tan malo para hoy, me animé a irme a Segovia. Cerca de Madrid (a no más de 2 horas) hay nueve sitios que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad. De ellos conozco Ávila, San Lorenzo del Escorial, Aranjuez, Toledo, Alcalá de Henares y hoy conocí Segovia. Me hacen falta Córdoba, Salamanca y Cuenca. Espero visitar alguno más antes de Julio.
De todos, el que más me ha gustado creo que ha sido Segovia. Me costaría dar una razón del por qué pero diría que quizás tiene que ver con que hoy tuve mucho espíritu de turista para caminar, hacer fotos y seguir las indicaciones de los mapas y las sugerencias de la oficinas de turismo de la ciudad.
El viaje lo hice en el AVE. Me impresionó que el tren se tomó 28 minutos para llegar al destino en un trayecto que en auto tomaría al menos dos horas. Pero casi me deja el tren pues compré el tiquete por Internet y debía imprimirlo en una maquina antes de abordar. Llegué tarde a la estación, una de las maquinas para imprimir estaba dañada y en la otra había fila. Para acabar de ajustar una señora se tomó demasiado tiempo porque no sabía como usarla. Cuando imprimí, solo me salió el tiquete de regreso. El tren ya había sido retirado del sistema. Faltaba un minuto para que saliera. Fui corriendo y les rogué que me dejaran pasar con el número de la reserva. Lo aceptaron y luego un funcionario llamó para corroborar el número. ¡Qué salvada!
Luego del impase, un viaje muy corto, y a disfrutar de la ciudad. Lo primero que me impactó fue el Acueducto, una construcción romana con unos arcos que te obligan a preguntarte cómo hicieron para construirlo:
Y luego, nunca como antes, seguí una ruta tratando de ver todas las construcciones iglesias, monumentos y parques.La ciudad antigua está amurallada, y siguiendo la costumbre, de alguna manera le di la vuelta entera. En el extremo del lugar donde inicié encontré el Alcázar, un castillo medieval muy impresionante.
También me salí de la ruta de los turistas convencionales pues quería una mejor vista del Alcázar. Tomé un camino entre árboles y baje hacia una zona fuera de la muralla, para alcanzar una iglesia que de lejos se veía muy antigua. Al llegar allí tuve una mejor vista de la ciudad que está sobre una colina.
El clima al final no estuvo tan bien como había leído en el pronóstico. Sin embargo, las fotografías que tomé me dejaron satisfecho. Además, al final de la tarde, el día estuvo mucho más soleado y aproveché para tomar nuevas fotos del Acueducto antes de regresar a Madrid.
sábado, 1 de mayo de 2010
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