En uno de esos arrebatos que supongo que le dan a cualquiera que está fuera de su tierra, me dio por tomar la decisión de irme para Bogotá unos días. La tierra llama, dicen por ahí, y sí que es cierto. Necesitaba tomar un aire nuevo, un re-encauche, y a pesar de que tres meses en España no son mucho, para mí han sido bien intensos.
Desde el 7 y hasta el 18 de abril estoy en tierra Colombiana. ¡Ah! Al llegar tuve una extraña sensación: que no me había ido. En ocasiones he estado fuera de mi casa por un mes y luego de llegar he sentido que fue una eternidad. Sin embargo en esta oportunidad sentí que algo de mí se había quedado. Y sé la causa: parte de uno se queda donde están los afectos (mi novia y mis papás).
Estos pocos días me están sirviendo para tomar fuerzas para cumplir el cometido de pasar los cursos doctorales y regresar a Colombia finalmente, y listo para iniciar la tesis doctoral.
Aunque no todo ha sido paseo y actividades sociales en Bogotá; también he adelantado un poco en mi estudio, he leído y escrito algunas líneas adicionales en mi investigación. También me he armado de algunos libros que había echado de menos en la Biblioteca de la Complutense, no porque no estén allí, sino porque tengo anotaciones y resaltados que me pueden ahorrar mucho tiempo. Ya se acerca la fecha de dejar Bogotá y aunque la tristeza es evidente, por ahora mi vida está en Madrid.
viernes, 16 de abril de 2010
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