Hoy volví a salir a correr, a retomar el ritmo del ejercicio aprovechando que el clima ha entrado en franca mejoría. Y luego, unas cuantas horas para escribir. Ya estoy viendo "la luz al final del túnel" en el capítulo que estoy trabajando de la investigación. Y con esto paso el umbral del cincuenta por ciento.
Pero la oscuridad del túnel apareció de nuevo al final de la tarde cuando asistimos con Diana a un concierto en el Auditorio Nacional. Le regalaron unas boletas para un concierto monográfico de Iannis Xenakis, compositor del que sabía muy poco, pero sí lo suficiente como para preveer que sería un concierto "loco".
Xenakis es un digno representante de la música del siglo XX. Como sé muy poco de ella solo diré que es atonal y muy compleja. Las dos primeras obras para solista de percusión fueron interpretadas en el hall del teatro. Y luego siguió un concierto sinfónico con las obras Terretektorh, Nomos Gamma y Orestia. En las dos primeras, un espacio del escenario fue habilitado para que el publico pudiera sentarse entre la orquesta, que estaba en una disposición que crea efectos sonoros para quienes están allí. Y adivinen: por casualidad nos sentamos en el centro del escenario, con el director al frente, tal como si estuviéramos en la posición de primer oboe o primera flauta. No sabíamos que el escoger una entrada para evitar el tumulto nos tocara esa posición de privilegio.
Pero el privilegio se convirtió en tortura después del intermedio porque la última obra fue muy larga y más compleja que las anteriores, que hasta nos dieron ganas de salirnos. Pero era imposible, estábamos en el escenario. La composición era para cantantes solistas, un grupo instrumental de vientos y percusión, coro mixto y coro infantil. Imagínese una obra de una hora de duración, con un lenguaje como el que sigue en el video:
No digo más.
viernes, 23 de abril de 2010
viernes, 16 de abril de 2010
Unos días en la tierrita
En uno de esos arrebatos que supongo que le dan a cualquiera que está fuera de su tierra, me dio por tomar la decisión de irme para Bogotá unos días. La tierra llama, dicen por ahí, y sí que es cierto. Necesitaba tomar un aire nuevo, un re-encauche, y a pesar de que tres meses en España no son mucho, para mí han sido bien intensos.
Desde el 7 y hasta el 18 de abril estoy en tierra Colombiana. ¡Ah! Al llegar tuve una extraña sensación: que no me había ido. En ocasiones he estado fuera de mi casa por un mes y luego de llegar he sentido que fue una eternidad. Sin embargo en esta oportunidad sentí que algo de mí se había quedado. Y sé la causa: parte de uno se queda donde están los afectos (mi novia y mis papás).
Estos pocos días me están sirviendo para tomar fuerzas para cumplir el cometido de pasar los cursos doctorales y regresar a Colombia finalmente, y listo para iniciar la tesis doctoral.
Aunque no todo ha sido paseo y actividades sociales en Bogotá; también he adelantado un poco en mi estudio, he leído y escrito algunas líneas adicionales en mi investigación. También me he armado de algunos libros que había echado de menos en la Biblioteca de la Complutense, no porque no estén allí, sino porque tengo anotaciones y resaltados que me pueden ahorrar mucho tiempo. Ya se acerca la fecha de dejar Bogotá y aunque la tristeza es evidente, por ahora mi vida está en Madrid.
Desde el 7 y hasta el 18 de abril estoy en tierra Colombiana. ¡Ah! Al llegar tuve una extraña sensación: que no me había ido. En ocasiones he estado fuera de mi casa por un mes y luego de llegar he sentido que fue una eternidad. Sin embargo en esta oportunidad sentí que algo de mí se había quedado. Y sé la causa: parte de uno se queda donde están los afectos (mi novia y mis papás).
Estos pocos días me están sirviendo para tomar fuerzas para cumplir el cometido de pasar los cursos doctorales y regresar a Colombia finalmente, y listo para iniciar la tesis doctoral.
Aunque no todo ha sido paseo y actividades sociales en Bogotá; también he adelantado un poco en mi estudio, he leído y escrito algunas líneas adicionales en mi investigación. También me he armado de algunos libros que había echado de menos en la Biblioteca de la Complutense, no porque no estén allí, sino porque tengo anotaciones y resaltados que me pueden ahorrar mucho tiempo. Ya se acerca la fecha de dejar Bogotá y aunque la tristeza es evidente, por ahora mi vida está en Madrid.
jueves, 1 de abril de 2010
Jueves Santo en Alcalá de Henares, con mi amigo Don Quijote
No podía pasar toda la semana estudiando. Así que hoy, que hay pronóstico de buen tiempo, aproveché para buscar un destino cerca de Madrid y conocer algo más de este hermoso país. Inicialmente pensé en ir a Segovia pero no encontré tren. Decidí luego con Diana Hicapié, mi compañera (dueña) de apartamento, que fueramos a Alcalá de Henares. Allí resulto más fácil porque pudimos tomar el tren de cercanías, que tiene muchas más frecuencias.
Esta ciudad está llena de historia, y con esa impronta de ser declarada Patrimonio de la Humanidad, no podía ser la excepción. Un interesante detalle adicional es el hecho de haber ido un Jueves Santo lo que le añadió un elemento especial. España es muy tradicional en cuestiones religiosas, y el espíritu católico se mantiene muy vivo sobretodo en la gente mayor. Y en este caso se hizo evidente en las procesiones y en la programación de toda la semana que se ofrece como atractivo turístico. Las calles se cierran y las cofradías, a las que se les asignas las procesiones, se van turnando para mostrar su fervor y el cuidado que prestan a embellecer las figuras religiosas.
Antes de las procesiones, que inicial al final de la tarde, dimos un paseo al rededor de una muralla (no tan imponente como la de Ávila) pero sí muy adornada con obras de arte y zonas verdes. Allí nos pusimos a "jugar" con las esculturas. ¿No es acaso el arte para eso?:
Al final, deicidí pasar un momento por la casa de mi amigo Don Quijote de la Mancha que estaba de paso por acá visitando a su papá, Miguel de Cervantes Saavedrá oriundo de esta ciudad. Les quedo debiendo la foto con Sancho Panza, que también andaba por estos lares:
Esta ciudad está llena de historia, y con esa impronta de ser declarada Patrimonio de la Humanidad, no podía ser la excepción. Un interesante detalle adicional es el hecho de haber ido un Jueves Santo lo que le añadió un elemento especial. España es muy tradicional en cuestiones religiosas, y el espíritu católico se mantiene muy vivo sobretodo en la gente mayor. Y en este caso se hizo evidente en las procesiones y en la programación de toda la semana que se ofrece como atractivo turístico. Las calles se cierran y las cofradías, a las que se les asignas las procesiones, se van turnando para mostrar su fervor y el cuidado que prestan a embellecer las figuras religiosas.
Antes de las procesiones, que inicial al final de la tarde, dimos un paseo al rededor de una muralla (no tan imponente como la de Ávila) pero sí muy adornada con obras de arte y zonas verdes. Allí nos pusimos a "jugar" con las esculturas. ¿No es acaso el arte para eso?:
Al final, deicidí pasar un momento por la casa de mi amigo Don Quijote de la Mancha que estaba de paso por acá visitando a su papá, Miguel de Cervantes Saavedrá oriundo de esta ciudad. Les quedo debiendo la foto con Sancho Panza, que también andaba por estos lares:
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